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Una vez alguien contó algo parecido a esto:

-Elige una salsa.
-¿Para que?
-Porque vas a ser cocinado. Venga, elige una salsa de entre estas dos.
-Pero yo no quiero ser cocinado!
-No te he preguntado si quieres ser cocinado. Vas a ser cocinado, solo te dejo elegir cuál de estas dos salsas prefieres.

Pues eso está pasando en España. Podemos elegir entre derecha o izquierda pero cocinarnos nos van a cocinar seguro, en eso no hay decisión ( ni discusión permitida) posible. Ya se encargan ellos de elegir por tí, no vaya a ser que podamos escoger en que tipo de sociedad y de economía queremos vivir.

 

En estos últimos años hemos experimentado cambios muy importantes, tanto en España como a nivel mundial. Fijémonos a partir de cuando el euro sustituyó a la peseta. Este cambio llegó con unas expectativas asombrosas. ¡Somos europeos! ¡Desarrollaremos nuestra economía!

Pero varios años después la confianza en el desarrollo económico acabó en resaca. En su lugar tenemos como resultado un aumento brutal de los precios unido a un estancamiento de los sueldos. El ciudadano medio ha salido el perjudicado de esta euro-orgía corporativista, durante la cual las multinacionales españolas han conseguido beneficios record.

Paro, contratos basura, especulación inmobiliaria, corrupción, manipulación mediática, y otras «barrabasadas» han desfilado frente a nuestra impotencia como ciudadanos durante todo este tiempo.

 

También hemos presenciado el hecho quizá más importante de este siglo: el atentado al World Trade Center. Supone el atentado de falsa bandera más ampliamente documentado y analizado de toda la historia.

Quién todavía no fuera consciente de esta situación no tiene más que buscar cualquiera de los documentales que hablan de este engaño masivo: Zeitgeist, Loose Change, 911 Press For Truth, 911 Misteries: Demolitions, etc.

O de las webs que exponen estos hechos abiertamente: http://www.investigar11s.org, etc.

Aquí también tuvimos nuestro atentado propio, cuyos «supuestos responsables» no pueden hacer nada más que reirse de lo absurdo de la acusación que se les lanza. además se les vincula con un español, que se supone suministró los explosivos a los supuestos terroristas.

Pero en medio de la orgía de destrucción de las bombas, casi como resultado de una acción divina, una de los mochilas no estalla. La historia podría llamarse «Goma dos, mochilas y cassettes del Corán» y podrían ponerla en TV durante una sobremesa cualquiera. Los «cabezas de turco» no terminan de convencer a nadie, ni de izquierdas ni de derechas…

Pero este no ha sido el último gran atentado de la década. El 7 de julio del 2005 harían explosión varios artefactos colocados en tres vagones de metro diferentes y en un autobús. Para no perder la costumbre, en esta ocasión también hay multitud de inconexiones. El documental «7/7 Ripple Effect» hace un buen repaso cronológico de todos los detalles.

 

la construcción de un estado policial, la privatización de la sanidad en el horizonte…

Si se piensa, es ridículo que podamos ni siquiera imaginar, que los políticos, con tantísimos medios e información a su disposición (como el INE), no puedan predecir o percibir los problemas sociales o económicos.

Pero claro, viendo las actuaciones de los dos cabezas de partido se comprende porque va todo de mal en peor. Son unos buenos actores, se aprenden un discurso, lo sueltan entre sonrisas y se van tan campantes.

A veces se les escapa la risa, pero claro, es normal. Cuando cuento mentiras muy gordas también me pasa. Ese es cuando te pasa el «que hijo de puta estoy hecho» por la mente en ese momento. Pero al decirlo con esa dialéctica y empleando tan estudiado lenguaje corporal, cuyas poses tan bien conocemos ( Rajoy, con la mano como si estuviera mojando un churro :D), nos da la sensación, no solo de notoriedad, sino de seriedad y confianza, de firmeza en sus convicciones. En definitiva, nos genera una sensación de credibilidad.

Pero eso si, cuando nuestros políticos hablan no demuestran ninguna pasión por lo que dicen, además de parecer estar recitando…

Claro, es normal no poder mostrar efusividad ni emoción al expresar ideas que no sientes o quizá ni hayan surgido de tí.

Y todos estos años nos mantienen atentos a su circo de proposiciones absurdas, de descalificaciones propias de una mala serie de televisión y un montón de cosas absolutamente absurdas. Sin dudarlo les aconsejaría plantearse cambiar de guionistas, también conocidos por el eufemismo «think tank», porque la cosa empieza a apestar

Una de las cosas que delata escandalosamente hasta donde